Para analizar el efecto de las fórmulas suplementadas con ácidos grasos sobre el desarrollo mental, se realizó un estudio con cincuenta y seis bebés sanos de 18 meses de edad, en Dallas, Estados Unidos. Las fórmulas con las fueron alimentados estaban adicionadas con los siguientes ácidos grasos: ácido docosahexaenoico (DHA) y ácido araquidónico (AA); ambos son producidos por la madre durante el embarazo y los primeros meses de lactancia.
Los bebés que recibieron la fórmula suplementada con DHA y AA mostraron un aumento importante en las pruebas de desarrollo mental, cognitiva y motriz en comparación con los bebés que se alimentaron con fórmulas sin ácidos grasos. En cuanto a las pruebas que se realizaron para evaluar la escala psicomotora y del lenguaje, el grupo de lactantes que se alimentó con DHA y ARA no obtuvo mejores resultados que los lactantes que recibieron fórmulas no adicionadas.
Aún continúa siendo controversial cual de las dos estrategias de alimentación otorga mayores beneficios en cuanto al desarrollo mental de los bebés, si la lactancia materna o la alimentación con base en las fórmulas. Sin embargo, la lactancia, además de ser una fuente rica de defensas y nutrición, tiene la ventaja de fomentar el vínculo entre la madre y su bebé, lo cual favorece el desarrollo y maduración neurológica.
El DHA en la dieta de los bebés es un elemento fundamental para el desarrollo mental y la capacidad en cuanto a resolución de problemas.
Uno de los cuestionamientos que pueden surgir, es cómo se determinaron todas las variables estudiadas en niños tan pequeños. Bien, por medio de pruebas de fijación de la mirada y agudeza visual (potenciales evocados), se logró identificar y cuantificar el tiempo que los bebés observaban un objeto, su rapidez y aprendizaje con respecto a lo observado. Eso se tradujo como una medida indirecta de maduración cerebral.
De esta forma, se logra concluir que el suplemento alimenticio temprano con DHA es determinante para el rendimiento mental en los bebés sanos.
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