El sistema nervioso de los bebés contiene grandes cantidades de ácidos grasos que resultan muy importantes para su correcto funcionamiento y desarrollo; dos de ellos son los más importantes, el ácido docosahexaenoico (DHA) y el ácido araquidónico (ARA). Estos dos ácidos se acumulan en la vida intrauterina dentro de los primeros tres meses del embarazo y en los primeros 2 años de vida de tu bebé.

Se han realizado muchos estudios a las fórmulas suplementadas con DHA y ARA, acerca de la influencia que tienen sobre la agudeza visual, la cognición y el aprendizaje en los bebés durante el primer año de vida. Los resultados han sido satisfactorios, principalmente en la agudeza visual. Aún no se ha logrado establecer la cantidad exacta de DHA necesaria en las fórmulas; sin embargo, cuando se comparan las fórmulas sin suplementos de ácidos grasos contra fórmulas con dicho suplemento, se han establecido diferencias importantes en cuanto al desarrollo del sistema nervioso de los lactantes.                                

Los investigadores, además de estudiar las áreas antes descritas, evaluaron la frecuencia cardiaca y la calidad de la atención, encontrando relación entre ambas. La disminución en la frecuencia cardiaca en los lactantes de 1 año se presenta cuando miran algún objeto; este hallazgo permite calcular la cantidad de tiempo y las veces que los bebés están atentos, es decir, si los latidos del corazón disminuyen, indican que el lactante se encuentra en una fase importante de atención.
 

Se demostró que el porcentaje de tiempo en donde el lactante se encuentra en atención sostenida (fase más importante de la atención, ya que en este período es cuando el bebé observa y procesa la información) es mayor en bebés que recibieron fórmulas suplementadas con DHA que en aquellos que recibieron fórmulas sin ácidos grasos. Este fenómeno se identificó en niños de 4, 6 y 9 meses de edad.
 

No hay mayor beneficio entre las tres fórmulas suplementadas con diferentes dosis de DHA (0.32%, 0.64% y 0.96%), así que es muy factible que este ácido no sea el único que tiene un papel importante, tendríamos que considerar también el ARA.
 

Los resultados del estudio demuestran que los lactantes que tienen disminuciones de la frecuencia cardiaca de forma constante relacionada con la edad y cuando observan un objeto por tiempo determinado (todos los lactantes disminuyen gradualmente la frecuencia cardiaca conforme aumenta su edad), tienen mejor desempeño en el lenguaje e inteligencia hasta los 4 años de edad.
 

Es cierto que conforme el sistema nervioso del bebé madura, la frecuencia cardiaca disminuye; sin embargo, las fórmulas suplementadas con DHA y ARA muestran una reducción mayor aparte de la esperada para la edad.

 

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